
El poderoso empresario, dueño de la cadena de periódicos El Mercurio, es sindicado por documentos desclasificados de la CIA y diversos informes como el principal conspirador civil e inductor del golpe militar y las graves violaciones a los derechos humanos cometidas por la dictadura encabezada por Augusto Pinochet.
Agrupaciones de familiares de detenidos desaparecidos y ejecutados políticos, el abogado Eduardo Contreras y el Colegio de Periodistas, solicitaron al ministro Mario Carroza el procesamiento de Agustín Edwards por los delitos de sedición y alzamiento armado en contra el gobierno constitucional de Salvador Allende.
Para Lorena Pizarro, presidenta de la AFDD, resulta inaceptable que Edwards se mantenga en la impunidad y el poder judicial chileno no someta a juicio a los los responsables civiles de la Dictadura. “Si se observa el historial terrorista del señor Edwards resulta impresentable que siga gozando de tal impunidad. Nosotros creemos que es tiempo que el poder judicial comience a avanzar en los enjuiciamientos contra los responsables civiles de tanto dolor y de tanto crimen”, indicó.
La querella contra Edwards fue presentada en 2012 y hasta el momento el empresario no ha sido enjuiciado por sus actividades sediciosas, lindantes en la traición a la patria. Edwards recibió fondos del gobierno de EEUU para desestabilizar la democracia chilena e incentivar a los militares a derrocar a sangre y fuego al gobierno de Salvador Allende. Entre 1971 y 1972, le fueron entregados 10 millones de dólares por parte de la CIA para fines conspirativos.
El cómplice
Pero Edwards no solo conspiró e incentivó el golpe de Estado. Es el principal responsable, a través de sus medios, de colaborar encubriendo las graves violaciones a los derechos humanos cometidas por el aparato represivo de la dictadura. Desde las páginas de sus periódicos se desmintieron crímenes brutales, se festinó el lanzamiento del cadáver de Lumi Videla a la embajada de Italia, se colaboró en el montaje de los 119. Las atrocidades de la DINA y luego de la CNI fueron presentadas por Edwards como acciones de combate a «terroristas», los asesinatos como muertes en enfrentamientos que eran falsos y la tortura como una invención.
Existe la convicción de que el diseño represivo de la dictadura no habría sido posible de llevarse a cabo, sin la colaboración entusiasta de Agustín Edwards y su consorcio mediático.