En las próximas semanas se realizará el plebiscito establecido en el proceso constituyente en curso.
En su momento, en tanto CODEPU señalamos que el Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución que se presentó como un acuerdo histórico tenía demasiadas sombras y legítimamente merecía observaciones críticas.
Hoy no nos cabe duda de que el acuerdo es el resultado de la movilización popular. La acción masiva y extendida de la mayoría de la población cuestionó el orden institucional, pero también el económico, político y social. Un orden, que se ha mostrado incapaz de resolver los abusos, injusticias y desigualdades sociales. Un orden instalado a partir de septiembre de 1973 y administrado desde 1990, por las coaliciones gobernantes.
El acuerdo de trasnoche de las elites políticas, con pleno respaldo de las elites económicas, tuvo como objetivo evitar el desplome de las instituciones que se encuentran con altos niveles de deslegitimación. El Acuerdo estableció un procedimiento que no contemplado en la Constitución cuestionada. Claro signo de lo inédito y complejo de la situación y lo cuestionada que se sintieron las elites, cuestión reconocida públicamente por algunos de sus representantes
Señalamos en su tiempo que tras la consulta si es necesaria una nueva Constitución se proponía como mecanismos la Convención Mixta o la Convención Constitucional. Señalamos que en estas denominaciones había un tema ideológico, conceptual que no es menor. No se asumió la demanda de Asamblea Constituyente. La ciudadanía no podía nombrar. Que se buscaba limitar la soberanía de quien está llamado a ejercer el poder soberano; la ciudadanía. Por ello, entendemos las desconfianzas con las elites políticas. El proceso constituyente debe ser esencialmente ciudadano, paritario y plurinacional y la necesidad de que la soberanía popular se exprese sin cortapisas ni limitaciones.
Aquellos días, semanas y meses fueron días de efervescencia y crecimiento de la articulación social, días de aprendizaje y de reencuentros. La movilización social y popular demostró que, ocupando los espacios públicos, no renunciando a las marchas y las concentraciones, impulsando la organización territorial, las asambleas y cabildos, es posible deliberar y exigir un país digno, justo y solidario.
Luego que marzo se iniciara con miles de mujeres en las calles a través de todo el territorio, la crisis sanitaria frenó el impulso social. La pandemia, hizo más innegable las injusticias sociales, trajo consigo una profundización de la crisis social y económica y estableció un escenario que hoy nos tiene a las puertas del plebiscito y el proceso que le sigue. Un proceso que no estará exento de debates y turbulencias y que es necesario asumir en plenitud, perspectiva histórica y en el cual las mayorías sociales postergadas deben distinguir a quienes son leales con las aspiraciones sociales y populares y quienes son impostores, oportunistas y mentirosos. Los cuales pretenden que todo continúe siendo igual o muy parecido al orden económico y que la movilización social popular cuestionó y sigue cuestionando.
CODEPU, hace suya la demanda de una democracia real y efectiva, en la cual el poder soberano radica en la ciudadanía organizada. Creemos que hay que acompañar con fuerzas y expresar mayoritariamente el Apruebo una nueva Constitución. Que lo determinante en el ejercicio de la soberanía será la capacidad, ya demostrada de mantener la movilización social, para que se garanticen los derechos sociales, económicos, culturales y ambientales para todas y todos. Se resuelvan las demandas sociales y se avance en los cambios estructurales en el orden económico para que los seres humanos sean el centro y lo fundamental y no la ganancia y la usura que restringe derechos y agrede el medioambiente.
Una nueva Constitución es imprescindible. En lo principal, creemos que la movilización social es la que garantiza el ejercicio de la soberanía popular. Y la soberanía popular debe expresarse con mayor fuerza y plenitud al momento de constituirse la instancia llamada a redactarla.
El futuro, lo construyen los pueblos, asumiendo la historia de ayer y de hoy. La historia de ayer porque hay que reconocer la dignidad y el ejemplo de aquellas y aquellos que, en tantos años de luchas y esperanzas, sufrieron detención, fueron secuestrados y desaparecidos y asesinados. La historia reciente, la de los millones de movilizados en las regiones y territorios, la lucha de los prisioneros políticos actuales y los mutilados. Todas y todos unidos en una historia de luchas por una sociedad digna, justa y equitativa.
CODEPU, asume que el futuro, la convivencia en comunidad radica en la ciudadanía que consciente de sus derechos construye una sociedad más humana y fraterna para todas y todos
CODEPU
Septiembre del 2020