MIGUEL ROJAS: JUSTICIA PENDIENTE

“El  Miguel se fue a trabajar como todos los días, yo trabajaba en un minimarket y él se fue a trabajar como a las 10 de la mañana” así recuerda Rosa Fuentes ese 22 de octubre de 2019. El día que le cambiaría la vida a ella y su familia. 

Miguel, por entonces de 43 años, era un reconocido carpintero en aluminio, sus ventanas y trabajos eran valorados por sus clientes. Y ese día llegó al trabajo y luego se dirigió en su camioneta, con un compañero de labores,  a Conchalí para tomar unas  medidas y proyectar un presupuesto.  

Por la tarde, Rosa se entera que no regresó al local donde trabajaba. Desesperada comenzó a llamar a hospitales, comisarías, centros de salud para ver si tenían noticias de él.  La única respuesta recibida, recuerda Rosa,  era: no, no está aquí, no está aquí. Esa noche no dormimos.

Santiago vivía días de intensas movilizaciones sociales, era el quinto día de la revuelta social, se había decretado estado de emergencias y las fuerzas armadas y carabineros se desplegaban por toda la ciudad intentando controlar un estallido social que se expresaba con fuerzas y formas distintas.

Al otro día, muy temprano, Rosa y sus hijos  salen en busca de Miguel, intentando reconstruir su trayecto. Así llegan a un supermercado de Conchalí, en donde encuentran la camioneta de Miguel y en su interior los documentos de identidad y conducir. Luego se enterarían que un grupo de Carabineros lo llevó inconsciente a un centro asistencial de urgencia. Hay personas que grabaron la llegada de Miguel en camilla y es un misterio lo que pasó. 

Rosa recorrió todas las comisarías del sector, llegó hasta el Palacio de Justicia con la esperanza de verlo en el caso que fuese llevado a un control de detención. Por la tarde, cansada, llamó a los hospitales preguntando si había pacientes ingresados como NN. En el Hospital San José recibe como respuesta que hay dos NN hospitalizados. “Cuando llegué al hospital, me hacen esperar como una hora y me dicen que estaba en estado crítico. Me imaginé que tenía un balazo en la cabeza, una pierna quebrada porque el Miguel era, si veía algo injusto ahí se metía a alegar”.  

Miguel fue encontrado con daño cognitivo irreparable y, hasta hoy no recuerda nada de lo vivido.  La familia vive conmocionada por las secuelas de Miguel..

La denuncia y querella presentada por la familia de Miguel Rojas para esclarecer los hechos y procesar a los responsables es una de las más de 10.000 denuncias ingresas al Ministerio Público  cuyo resultados ha sido decepcionante para las víctimas y acrecienta  el manto de impunidad que cubre a los responsables.  La investigación recayó  en el fiscal Eduardo Baeza Cervela, de la Fiscalía Metropolitana Occidente,   quien transcurrido un tiempo de investigaciones adoptó la decisión de  no perseverar en el procedimiento. Una decisión  abusiva y frecuente.

Han transcurrido cinco años de ese día en que Rosa y Miguel se despidieron para ir cada uno a su trabajo y juntos esperan justicia. 

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