Se aproximaba la fecha en que Augusto Pinochet asumiría como senador vitalicio. Tal evento, a producirse en marzo de 1998, era rechazado en el mundo de los derechos humanos. Su nombramiento era parte del compromiso político de las fuerzas que habían pactado la transición con el propio dictador.
Los familiares de quienes habían sufrido la represión no desmayaban y continuaban su lucha por justicia. Apreciaban que los mínimos cambios producidos en el poder judicial eran insuficientes para garantizar avances sustantivos tras la verdad y la plena justicia. Los grandes medios de comunicación presentaban una visión más suave del dictador que se retiraba tras casi veinticinco años en la comandancia en jefe del Ejército. En la generación de abogados que había jugado un rol en la defensa de los derechos humanos se debatía sobre los caminos a seguir.
Es entonces, que el 12 de enero de 1998 se presenta ante tribunales la querella contra Augusto Pinochet patrocinada por el abogado, Eduardo Contreras Mella, recientemente fallecido y a quien, desde CODEPU, le rendimos un homenaje.
Hoy, emprender dicha acción judicial se vería como un camino posible y bastante seguro. Pero en esa época era bastante arriesgado, había dudas y presiones y fuertes factores de impunidad bloqueaban la acción de la justicia.
En ese sentido, desde el punto de vista del derecho era hacer una aventura. Pero, ante el hecho inaceptable que Pinochet dejara la comandancia en jefe del ejército para asumir como senador vitalicio era necesario instalar en tribunales que hubo crímenes, que la dictadura encabezada por Pinochet había practicado sistemáticamente el terrorismo de Estado y se habían cometidos delitos de lesa humanidad.
No fue fácil. Al ser una querella presentada en contra de quien había ejercido, sin contrapesos, el poder absoluto. Había contado con el pleno respaldo de quienes ostentaban el poder económico y creado y amparado organismos de seguridad que operaban centros clandestinos de detención y exterminio.
Pese a las dificultades, las dudas y las amenazas, esa primera querella reforzó el camino de lucha por la justicia. Esa querella y las que le siguieron permitió citar a declarar a oficiales de las fuerzas armadas y agentes de los organismos de seguridad. Fortaleció las acciones y denuncias en tribunales internacionales y demostró cómo la lucha por los derechos humanos fue capaz de cambiar una situación en donde la impunidad parecía absolutamente concentrada. Y en esa lucha, en primera línea estuvo Eduardo Contreras.
Eduardo Contreras estuvo en esa lucha con su tranquilidad, con su aplomo y con su certeza que las armas del derecho podían constituirse en una forma real y posible para alcanzar niveles de justicia. En esa lucha, él estuvo con su modestia señalando en más de una ocasión que los grandes héroes, en realidad, son aquellos que iniciaron la defensa de los derechos humanos en especial, los familiares y abogados que desde el mismo once de septiembre emprendieron las primeras acciones. Eduardo Contreras, a quien hoy despedimos, fue un aporte fundamental en ese camino de las querellas contra Pinochet y que terminó con el desafuero del dictador por parte de los tribunales chilenos.
Directorio de CODEPU
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