Eran tiempos de vida o muerte. Así era el tiempo en el que nació CODEPU. Ese 8 de noviembre de 1980, hablaba de la urgencia de esa disyuntiva dramática que exigía toda la energía a disposición, cada fracción de tiempo podía hacer una diferencia ante un Estado terrorista que detenía, torturaba o asesinaba en la más absoluta impunidad.
El compromiso de decenas de colaboradores, profesionales y activistas se puso a disposición de los que eran perseguidos para lograr salvar vidas y alentar la organización social y popular para exigir los derechos conculcados. Hoy lo podemos decir sin un asomo de desproporcionada impostura.
Con esa misma convicción, avanzada la transición de la impunidad, luchamos por una serie de reivindicaciones que desde 1990 tenían un peso distinto en esa realidad de “normalidad democrática”: libertad de los presos políticos; juicio a los criminales, a los instigadores y cómplices de la dictadura; verdad, conocer las circunstancias y el paradero de aquellos que nunca fueron encontrados; fin del pacto de impunidad. Estas ideas centrales han motivado la mayor parte de actividad de nuestra organización.
La larga historia de CODEPU es un estímulo permanente para continuar en la misma senda. Nos hemos esforzado por promover y defender los derechos humanos al mismo tiempo que, intentamos acompañar las luchas populares que se han seguido acumulando como una gran cuenta pendiente que por décadas el pueblo ha esperado: mejores condiciones de vida, dignidad y respeto de las voces críticas del poder.
Con el mismo compromiso que asumimos la defensa de los perseguidos en dictadura, en estos años de infinita transición a una verdadera democracia en regla, hemos continuado junto a quienes aspiran a sociedades justas y ven vulnerados sus derechos como persona.
Para eso nacimos hace 42 años en medio de los tiempos dictatoriales, sobrevivimos a los cambios que impuso la transición y en el Chile actual acrecentamos el compromiso asumido aquel día de noviembre de 1980.
CODEPU