«Una víctima de tortura es ya demasiado», afirmó Nils Melzer, Relator Especial sobre la tortura en un seminario web especial organizado para celebrar el 40º aniversario del Fondo de Contribuciones Voluntarias de las Naciones Unidas para las Víctimas de la Tortura (el Fondo) y el Día Internacional de las Naciones Unidas en Apoyo de las Víctimas de la Tortura. «Se trata de un desastre causado por el hombre con el que podemos acabar aquí y ahora si lo decidimos así».
Aunque miles de personas de todo el mundo siguen siendo objeto de tortura cada día, el seminario web trató la urgencia de fomentar un espacio cívico abierto y seguro, en el que las víctimas puedan obtener la depuración de responsabilidades, reparación y rehabilitación. La mesa redonda fue organizada por la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en coordinación con la Facultad de Derecho de la Universidad Americana de Washington y el Centro de Derecho Humanitario y Derechos Humanos.
Desde 1981, el Fondo, el primero de este tipo en las Naciones Unidas, ha apoyado a cientos de organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo para asistir a las víctimas de tortura en sus problemas para recibir resarcimiento, explicó Ilze Brands Kehris, Subsecretaria General de Derechos Humanos.
Thomas McCarthy, el primer Secretario del Fondo, tomó nota del comienzo histórico del Fondo. Antes de su concepción, se creó el Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas para Chile a finales de los años setenta para ofrecer apoyo a las víctimas cuyos derechos humanos se habían violado por detención o encarcelamiento en ese país, según explicó. La Asamblea General reconoció la incidencia de la tortura a escala mundial, por lo que ampliaron el mandato para que tuviera un alcance mundial y establecieron el Fondo, señaló.
Las organizaciones de la sociedad civil desempeñan un papel fundamental a la hora de proteger a las víctimas de tortura, incluso mientras se trabaja en entornos limitados, aclaró Kehris. Entre los diversos problemas se encuentran el acoso y las amenazas, la criminalización de actividades que derivan en arrestos y enjuiciamientos, y un menor acceso a la financiación. Estos obstáculos siguen aumentando, especialmente en la red, por la pandemia de la COVID-19.
«Observamos una reducción de la capacidad y libertad de los representantes de la sociedad civil en la red —de especial preocupación en tiempos de pandemia— y la influencia creciente de plataformas virtuales en procesos de formulación de políticas y toma de decisiones y debates libres», declaró Kheris.
Incluso con estos problemas, el Fondo ha concedido 4.887 subvenciones a 630 organizaciones de 139 países por más de 180 millones de dólares, especificó la Dr. Vivienne Nathanson, Presidenta del Fondo. Este año, el Fondo está concediendo 172 subvenciones de asistencia directa para ayudar a casi 50.000 víctimas de tortura en 70 países del mundo, añadió.
«Cientos de miles de supervivientes de tortura y familiares de todo el mundo reciben asistencia médica, psicológica, social, jurídica, humanitaria y de otro tipo, lo que les permite recuperarse del trauma de la tortura y reconstruir sus vidas», declaró Nathanson.
Uno de los primeros beneficiarios del Fondo en 1984, el Comité para la Defensa de la Salud, la Ética y los Derechos Humanos (COSDESEDH) en Argentina, en la actualidad presta servicios médicos, psicológicos, jurídicos y sociales a 465 víctimas de tortura, alegó el Dr. Norberto Liwski, Presidente de CODESEDH. Resaltó la importancia que reviste ofrecer a las víctimas y a sus familias un cuidado integral para superar el estrés postraumático.
«Estos ámbitos deben contar con equipos interdisciplinarios con la debida y estricta formación sobre valores éticos y con la intervención profesional ininterrumpida desde la perspectiva de derechos humanos», especificó Liwski.
Aunque el Fondo posibilita que las víctimas se recuperen de los traumas, hay medidas de supervisión preventivas disponibles en el Protocolo facultativo para impedir que se practiquen torturas, tales como realizar visitas inesperadas a lugares en los que una persona está sometida a una continua supervisión y control, y de donde no puede irse libremente, según Suzanne Jabbour, Presidenta del Subcomité para la Prevención de la Tortura.
Para esas organizaciones con temor a represalias, el Comité contra la Tortura y otros órganos de tratados adoptaron orientaciones en 2015 sobre la tramitación de denuncias de represalias contra personas y organizaciones que cooperan con los Comités.
«En los últimos años, hemos observado casos de represalia contra organizaciones que facilitaban información a los Comités durante el procedimiento de presentación de informes, durante el procedimiento de denuncias individuales, o durante el procedimiento de investigación», informó Claude Heller, Presidente del Comité contra la Tortura.
La sociedad civil se enfrenta a muchos problemas en su trabajo. La Fundación de Derechos Humanos de Turquía es una organización que ayuda a rehabilitar a las víctimas en casos donde se ha producido un aumento en las prácticas sistemáticas y generalizadas de tortura. Es beneficiaria del Fondo desde 2008 y ha ayudado a 3.800 supervivientes de tortura en sus cinco centros de rehabilitación, según Elçin Türkdoğan, Coordinadora de programas de la Fundación.
«La represión de la sociedad civil en Turquía se ha intensificado desde 2013», declaró Türkdoğan. «En el entorno actual de opresión en Turquía, es posible que los supervivientes de tortura renuncien a solicitar rehabilitación o la interrumpan por miedo y cuestiones de seguridad».
La Fundación ha podido continuar su labor gracias a su red sólida de voluntarios y colaboradores, a haber ampliado su credibilidad entre la sociedad para generar confianza y a haber utilizado sus conocimientos especializados a la hora de actuar en entornos extremos, aseguró Türkdoğan.
El Centro de Asesoramiento y Asistencia en Educación en Derechos Humanos (CHREAA, por sus siglas en inglés) en Malawi, beneficiario del Fondo desde 2020, ofrece formación, asesoramiento y asistencia jurídicos a los reclusos, así como servicios jurídicos auxiliares a prisiones, tribunales y policía. Victor Mhango, Director de CHREAA, se apoya en las redes internacionales y los medios de comunicación en busca de asistencia, a modo de trabajar con las limitaciones.
«Los medios de comunicación son de suma importancia porque capturan la historia», según Mhango. «Si te sucede algo, todo el mundo lo sabrá».
El Fondo está aprovechando el aniversario para albergar un conjunto de eventos a lo largo del año y compartir la dura labor que los beneficiarios están realizando en el mundo, comentó Nathanson.
«Estos valientes supervivientes de tortura se han convertido en activistas en la comunidad contra la tortura, en líderes mundiales y en defensores de los derechos humanos, y muchos han sido torturados en represalia por su compromiso con la labor de derechos humanos», alabó Nathanson. «Los beneficiarios aportan riqueza a la labor en el mundo y nosotros seguimos apoyándoles».
Publicado con motivo del inicio del 40 aniversario del Fondo de Contribuciones Voluntarias de las Naciones Unidas para las Víctimas de la Tortura que se conmemora este año 2022.