CARABINEROS: UN ANIVERSARIO EN MEDIO DE LA CRISIS

Hugo Catalán Flores

Este 27 de abril el presidente Sebastián Piñera -en medio de una crisis que no logra entender en su profundidad y tampoco la situación compleja en que se encuentra- participó en la ceremonia oficial del 94° aniversario de Carabineros, en dependencias de la 33° Comisaría de Ñuñoa.

Fue un acto de absoluta desconexión con la realidad, o peor aún, en abierta provocación intervenir en dicho evento y un lugar que no hace más de 10 años fue una escuela, y que desde la rebelión de octubre de 2019 es un punto central en la estructura represiva de los manifestantes, con denuncias de violencia contra detenidos, incluso vejámenes. Es demasiado evidente el peso simbólico que representa dichas dependencias como para que no tenga otra significación más que ser un lugar amplio para desarrollar dicha actividad, pensando en las medidas sanitarias como explicación de tal explícita expresión de autoridad.

El discurso central estuvo repleto de referencias generales a un país que ya no es el mismo desde hace 18 meses, tiempo pretérito en el que la autoridad podía gastar energía en glorificar una fuerza militar con una historia de violaciones a los DDHH. Cada palabra y concepto que vertió están llenos de vacío, pero hubo un par de pasajes del discurso que se deben comentar.

Primero el cascarón: «No son de izquierda ni de derecha, no son de Gobierno ni de oposición, son de Chile». La crisis que se evidencia en el ciclo iniciado en octubre de 2019 es el hastío contra las élites, hay un mensaje subyacente que dice, carabineros es una fuerza militar que es de los dueños de Chile, las élites.

Algunos conceptos de fondo. “Nunca debemos confundir la conducta errónea de algunos miembros con la doctrina y valores de la institución”. CODEPU desde octubre de 2019 que ha levantado en su trabajo de asistencia a los perseguidos la convicción que Carabineros, especialmente las unidades de FFEE, opera sistemáticamente con procedimientos que reprimen las protestas y criminalizan formas de manifestación callejera. No son “conductas erróneas de algún miembro” que se les fue de las manos un procedimiento, y de eso solo constatar los más de 400 afectados de trauma ocular.

Otra aseveración maliciosa del Ejecutivo: “también se han cometido errores, abusos, atropellos, por algunos que no cumplieron con su juramento, que se apartaron de los valores y doctrinas de la institución y que no respetaron los protocolos ni las leyes”. De las querellas que patrocina CODEPU, algunas emblemáticas –aunque todas igual de urgentes- como la que involucra a Mario Acuña, con daño neurológico por los golpes propinado por carabineros de Buin, la institución ha operado como un muro de impunidad al no trasparentar la participación de funcionarios y el mando que le correspondió dirigir el procedimiento en cuestión. De esto hay decena de casos, si realmente esos errores, abusos, atropellos, por algunos que no cumplieron con su juramento, se haría un genuino esfuerzo por entregar los antecedentes a la justicia.

La historia de esta organización está íntimamente ligada con la historia de Chile en el siglo XX, con todo lo que conlleva, especialmente las concepciones geopolíticas que dominaron aquel periodo, especialmente la división entre dos bloques de intereses: uno representado por “occidente” capitalista, cristiano y liberal, y el otro “oriental” marxista, ateo y clasista, categorías binarias que determinaron la construcción identitaria del cuerpo paramilitar. Adicionalmente surge presionado por las tensiones de la década de 1920, en una dictadura encabezada por el caudillo Carlos Ibáñez del Campo ¿se puede dudar que toda esta impronta algo tiene que ver con la naturaleza de Carabineros?

De ahí en más, hay una lista de hitos que la colocaban siempre del lado de los poderosos, de quienes detentan el título de propiedad (dominio), de los que están de un modo absoluto dentro de la norma -la “normalidad”-, de la protección de la autoridad por sobre cualquier otra consideración. Así es que carabineros tiene una historia de descargas armadas sobre el pueblo, sobre los que no tienen título, los que están fuera de norma –los anormales-, los que no detentan autoridad.

Masacre de Ránquil; Matanza del Seguro Obrero; Masacre de la Plaza Bulnes; Matanza de Puerto Montt (varias de estas sola como institución, o en colaboración con las FFAA); el largo periodo de la dictadura cívico-militar, desde el año 1990 hasta octubre de 2019 otras docenas de hechos, y desde ahí hasta la semana pasada, se puede hablan de una institución capturada por la visión binaria que la determinó en el siglo XX, un cuerpo militar con una pulsión motivada en la defensa de un orden social y la legalidad de los poderosos.

Finalmente, y respecto a un programa gubernamental de actualización y “modernización” de la institución que, incluye 47 proyectos por un monto equivalente $56.200 millones, es simplemente no querer entender su decadencia, tanto así que correspondería refundarla en nuevos paradigmas, aquellos que inspiran también el proceso que se abre con la Convención Constitucional.

El desglose que se propone en el programa de inversión dice: 13 nuevas comisarías, 4 escuelas de formación, 8 retenes, 8 subcomisarias, 5 tenencias, 666 nuevos vehículos para Carabineros, y para la llamada “macrozona sur” se destinarán vehículos blindados de combate, transporte de personas, camionetas, grúas y retroexcavadoras. En definitiva, Carabineros para seguir reprimiendo como los defensores de estatus social que las élites necesitan.

Parece que no se entiende el momento actual.

Unidad de Estudios

CODEPU