Hugo Catalán Flores
Este martes 7 de julio sesiona la Comisión de Defensa Nacional de la Cámara de Diputados con un píe forzado. En la 69° sesión del martes 23 de junio los Diputados Álvaro Carter y Osvaldo Urrutia presentaron una moción de censura contra el presidente de la instancia Jorge Brito por su postura crítica ante el proyecto de reforma de la ley 19.974 que regula el Sistema de Inteligencia del Estado.
Efectivamente el diputado ha sido quien junto a otro 6 miembros de la comisión (son 13 integrantes en total) han manifestado grados de reparo o abierto rechazo respecto de los alcances del proyecto de reforma que desde el mundo social ha sido ampliamente resistido por considerar que su orientación va en la dirección de perfeccionar los mecanismos de obtención de parte de agentes de estado de información de las actividades de aquellos que son indicados como “peligros para la seguridad de la nación”.
En parte la preocupación por esta reforma se ve fundamentada tanto por la oportunidad que ha elegido el gobierno para impulsar el debate parlamentario, el proyecto fue ingresado en marzo de 2019 y la urgencia legislativa fue definida con posterioridad a octubre del año pasado, cuestión que unido a una serie de otras legislaciones que se dirigen a la criminalización de la protesta social no hacen más que llamar a estar en alerta.
Las críticas que más se ha mencionado de parte del mundo social tienen que ver con la naturaleza de la labor del Sistema de Inteligencia, la capacidad para recolectar información de aquellas personas u organizaciones que pudieran ser un peligro para la normalidad del modelo.
Esa es un concepto que se repite en los debates parlamentarios, la de lograr resguardar la seguridad e integridad del estado de “enemigos poderosos”, una narrativa siempre lista para justificar el esfuerzo de intrusión en las actividades de diversos grupos de personas.
Las lógicas formales de la discusión parlamentaria se ven tensionadas por la evidente urgencia de la derecha por despachar a tiempo el proyecto, y por lo mismo se atrincheran en un debate formal construido a partir de lugares comunes como “peligros”, “soberanía”, “integridad nacional”.
Por lo mismo los diputados de gobierno han levantado la moción de censura, en la perspectiva de reclamar porque el presidente de la comisión no ha sido diligente, según ellos, han retrasado el debate cometiendo una ilegalidad.
Buscan acelerar el tranco, pues la incertidumbre por un rebrote de la efervescencia popular, visto por la resistencia a políticas públicas que no hacen más que precarizar la vida de las personas cruzada por la pandemia, y una élite que insiste en resolver la crisis con más mercado, más dogma neoliberal, menos horizonte de “estado de protección social” (idea que prevalece en los lugares del mundo donde se aborda la crisis sanitaria con sentido de compromiso colectivo), parece que esos grupos se preparan a un inminente estado de guerra, y no hay entrenamiento que se precie de tal sin un sistema de inteligencia capaz de neutralizar a los enemigos, que para el caso potencialmente somos todos los que componemos el mundo social.
Finalmente sabremos este marte si los votos se alinean con la censura del diputado Brito como presidente de la Comisión, está abierta la posibilidad: 6 a favor y 6 contra, siendo el voto del radical José Pérez Arriagada clave para definir el tema.
Julio 6 de 2020