Las recientes declaraciones del director del Instituto Nacional de Derechos Humanos, INDH, Sergio Micco, no contribuyen a fortalecer la defensa de los Derechos Humanos ni tampoco a garantizar la plena independencia y autonomía de la institución. Muy por el contrario, arrastran al INDH a una peligrosa deriva que renuncia a los estándares internacionales en la defensa y promoción y su resultado no es otro que desdibujar al propio Instituto poniendo en tela de juicio su necesaria labor.
Es evidente que desde hace tiempo el INDH está sometido a presiones de los sectores más conservadores de la sociedad y de quienes relativizan los derechos humanos con la finalidad de disminuir su incidencia. Las declaraciones de su director se inclinan en ese mismo sentido y han puesto al INDH, nuevamente, en posiciones complejas, debilitando su accionar. Lo que consideramos extremadamente grave en las circunstancias actuales cuando lo que se requiere es una institución nacional que defienda y promueva el conjunto de derechos individuales, sociales, económicos y culturales que no se encuentran garantizados por el orden social vigente.
Cómo CODEPU, señalamos que los derechos humanos son indivisibles, irrenunciables e inalienables y en tanto derechos son inherentes a la persona humana. Los derechos humanos no están sujetos a condición alguna. Coincidimos con lo señalado por los trabajadores del INDH, cuando afirman que el goce y ejercicio de los derechos humanos no está subordinado a ningún deber. El único deber le cabe al Estado en tanto debe garantizar todos los derechos sin discriminación de ningún tipo.
Los derechos humanos en su más amplia acepción son conquistas de los pueblos tras históricas luchas sociales por asegurar garantías de su realización. En las raíces de la protesta social de los últimos meses en nuestro país se encuentran precisamente la ausencia de derechos garantizados y las enormes desigualdades sociales que la emergencia sanitaria ha evidenciado en toda su magnitud.
Lo más inaceptable de la última entrevista al director del INDH, Sergio Micco es su frase referida a derechos y deberes. Pues en el contexto actual tras una prolongada movilización social y en medio de una crisis sanitaria se interpreta como una relativización de los derechos humanos y una descalificación a la protesta social y al rol de los jóvenes en dicha movilización. En lo que a nosotros corresponde no olvidamos que han sido los jóvenes, principalmente, quienes en todas las épocas enarbolan las banderas de la justicia social. Y a partir del 18 de octubre han sido ellos los que han sufrido la fuerza de la represión desplegada desde el Estado y quienes lo dirigen.
Por nuestra parte, estamos ciertos del carácter del Instituto, de la conformación de su Consejo, en el cual no se expresa claramente el rol que debiera tener la sociedad civil organizada. De allí que como CODEPU, consideremos que las organizaciones de la sociedad civil deben acentuar su rol de defensa y promoción de los derechos humanos, impulsando el accionar común y asumiendo en todo su significado que solo los pueblos organizados defienden y se apoyan entre sí.
CODEPU
Mayo del 2020
(Foto: Pepe Duran/ Twitter @ceciliaheyder)