Una vez más y ante incidentes en el Instituto Nacional, carabineros ingresa al local lanzando gases lacrimógenos, interrumpiendo a los alumnos en clases. El pretexto es la persecución a alumnos encapuchados que se enfrentaban a carabineros. La conflictividad se ha prolongado en el tiempo y la respuesta de las autoridades parece ser la represión mientras el alumnado no se sienten escuchados ni considerados a la hora de la búsqueda de soluciones.
Para Soledad Cortés, la oficial de Educación del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF «ha habido una acumulación de frustraciones por parte de los distintos actores de la comunidad educativa».
Si se ha llegado a este punto, agrega la funcionaria de UNICEF “es porque en años anteriores y mucho tiempo atrás hubo conflictos menores en los cuales no fueron resueltos a tiempo y de manera adecuada y de manera efectiva» y puso énfasis en la necesidad del diálogo, escuchando a los estudiantes en todos los asuntos que les afecten y su opinión tomada en cuenta a la hora de búsqueda de soluciones e informarles adecuadamente en todo lo relativo a sus demandas.
Las categóricas afirmaciones de representante del organismo internacional, se viene a sumar la preocupación manifestada por la Defensoría de la Niñez en nuestro país. Patricia Muñoz expresó que oficiará a Carabineros, ya que “la entrada a las salas de clases y lanzamiento de gases lacrimógenos al interior del establecimiento se sale de todo protocolo de actuación “.
UNICEF considera que un establecimiento educacional debe ser un espacio seguro, formativo y amigable para los estudiantes, y deben tener mecanismos de convivencia y resolver los conflictos a través del dialogo. Por contraste, suponer que la solución a los conflictos se resuelve por la vía de la criminalización y el uso de la fuerza de carabineros es un camino equivocado. Suponer que los estudiantes son por esencia delincuentes es un error de magnitud.
Las autoridades municipales, gubernamentales y educacionales tienen la obligación de generar condiciones para el diálogo y, si es necesario, encontrar instituciones mediadoras que lo faciliten. Lo más importante será escuchar… escuchar a los estudiantes con respeto. Se debe descubrir las causas que generan la frustración de los estudiantes y los directores de establecimientos deben estar a la altura de su responsabilidad preocupándose de todos sus alumnos.
El llamado conflicto estudiantil requiere escuchar a todo el estudiantado que no ha dejado de exigir una educación pública de calidad y mejores condiciones para estudiar.
E. Comunicaciones